No hay premio: en ningún lugar, en ningún tiempo.


Si espera un escrito feliz, con una motivación, con un mensaje como un arco iris o una mañana soleada donde el canto de los pajaritos es delicioso, mejor abandone este ahora. Porque será crudo, muy crudo, como una papa recién sacada de la tierra.

No hay premio. Ahora es la última oportunidad para largarse y olvidar estas letras, si sigue, puede que sufra, puede que no, es su decisión.

No hay premio, para nada, nunca lo ha habido, casi todo es castigo, y lo que no es castigo es una simple situación imposible de catalogar.

No hay premio, observe bien la vida y su historia, usted se puede esforzar en hacerlo con atención; si espera un premio por cada buena acción que hace o por cada respiro, mejor no gaste el tiempo así, siéntese y llore, porque la vida es una cosa cruel, la vida como una cosa global que nos arrastra a todos los seres vivos, es una cosa insensible, no tiene categorías de bueno o malo, sólo es y ya. Es una manta inmensa que nos arropa y listo, nos envuelve hasta que ya no quiere más y entonces nos suelta, nos desenvuelve y listo. Nosotros lo llamamos muerte.

No hay premio, recuerde. Usted quiere triunfar, ser el mejor, ser feliz, ser querido, recordado, influyente. Pues es bastante estúpido, observe bien, la vida tiene millones de años en este planeta, y no sabemos si en otros, y a todos los seres vivos los trata igual, es indiferente, no le importa ninguno en particular. Todos al final mueren, nace alguien y luego muere, así desde hace muchos muchos muchos muchos años, y nadie ha sido recordado para siempre, nadie ha sido querido para siempre. No hay premio.

La vida no se enternece con sus buenas intenciones, no llora con sus malas acciones, no lo felicita con su buen proceder. No, no, no, no; ella sigue, y así con todos los millones de primates que hablan, leen, escriben y creen pensar. Y con todas las criaturas que comparten esa cobija llamada vida.

Ahora ya puede llorar, todo lo que quiera, pero espere, guarde un poco de aliento y de lágrimas, que aún queda un poco más.

No hay premio, así que no busque recompensas, no busque reconocimientos, o afectos o felicitaciones o palmadas en la espalda, nada. Si va a hacer las cosas, hágalas porque quiere y punto, no porque quiere cosas externas o con un fin ajeno a su extensión corpórea. No, en ese caso yerra de cabo a rabo. Si quiere hacer algo, hágalo porque le nace de sus malolientes entrañas, hágalo bien o hágalo mal, es su decisión, pero no busque ninguna justificación afuera.

Ya, puede seguir llorando o puede sonarse los mocos y olvidar esto.
 


Hasta luego.

Comentarios

Entradas populares