El ataque de los recuerdos
Hoy
estoy blandito, hoy los recuerdos se han abalanzado sobre mi y me han
molido a golpes.
Hoy
me han magullado, me han golpeado sin piedad.
Hoy,
los recuerdos, me han hecho saber, otra vez, de que están hechos: de
todo el peso de nuestra historia, de nuestros fracasos vivos y
nuestros sueños muertos.
Hoy
los malditos han confabulado para atacarme, apenas iba abriendo los
ojos con descuido, como quien al
caminar va girando la
esquina
confiado de que todo está tranquilo y han aparecido ellos, en
montón, con mala cara, con sonrisa sangrienta, y me han golpeado,
sin piedad y con motivos.
Vaya que si tenían motivos,
muchos; para atacarme de esa forma tan cruel. Ellos fueron más
astutos,
se dieron cuenta de lo que yo pretendía hacer. Pretendía
enterrarlos, vivos, hacerlos a un lado y pretender que nunca fueron.
Quería enterrar todos y cada uno de ellos, de esos recuerdos tuyos,
donde siempre estás tu, brillante, hermosa y única. Y donde también
estoy yo, babeando y pensando en ti, sonriendo perplejo ante tu
presencia, con sonrisa tonta, como un perrito con juguete nuevo.
Yo
quería matarlos a todos, a todos, sin dejar rastro, sin permitir que
se dieran cuenta, pero no alcancé.
Porque
pretendía aniquilar todo cuanto se relaciona contigo, sin hacerte
daño. Pretendía cortar todos aquellos hilos que me conectaban a ti
de alguna manera, fueran fuertes o delgados, no importa, pretendía
cortar eso y dejar que te fueras sin ninguna atadura a mi, como una
cometa cuando está muy alta y se revienta el hilo y el viento se la
lleva rápido y sólo puedes mirar el cielo mientras ella hace un par
de piruetas y desaparece. Y yo pretendía seguir caminando, sin el
peso de todos esos recuerdos,, sin esos vínculos, pero no fue así.
Ellos
fueron más astutos y más rápidos.
Y
quizás sea porque aún hay algo que en el interior que te quiere,
que te piense, que desea lo mejor para ti, así no te vea nunca.
Y
ese sentimiento fue una espía, fue el soplón de la historia, fue
ese sentimiento quien alerto al grupo de recuerdos, les dijo mis
intenciones.
Y
mi plan se fue al carajo, no funcionó, me han golpeado.
Hoy
estoy blandito, me han golpeado mucho y muy fuerte, desde mi ser
adolorido voy escribiendo esto.
Tal
vez pueda haber una revancha, por ahora me lameré mis heridas y le
haré frente a cada recuerdo.
Hasta la próxima
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