A ninguna parte

Los últimos días habían sido un poco agitados, el clima dispar no ayudaba mucho, su ánimo variaba como varían las voluntades de los hombres durante toda la historia de la humanidad.

El sonido; algunas canciones que nunca le habían gustado la primera vez que las escucho, por mera incomodidad; pero que luego de que la melancolía, que se tiende como la noche sobre los hombres, se apoderara de él, en ese momento, sólo en ese momento le gustaron, las repetía como poseso.

El sonido, como muchas veces le ocurría, le permitía mantener sensaciones vivas, sensaciones que ya no existían, sensaciones que quería tener por siempre, para que nunca se escaparán, que siempre le acompañaran; sensaciones buenas, pero también a veces dolorosas y aún así deseaba mantenerlas vivas.

Mientras las notas se perdían entre el turbulento río de ideas que como en estos casos habitaba en su cabeza y su alma, él seguía con las malditas conversaciones con su conciencia, o con algo con lo que discutía furiosamente dentro de sí, algo que le peleaba siempre y que gran cantidad de veces le había paralizado, ya se había acostumbrado, le gustaba discutir, que estas luchas furibundas se llevaran a cabo.

 
...
- Este es mi espacio.

- No, esto no es tuyo, nada es tuyo.

- ¿Por qué?

- Así es la vida, venimos sin nada, transitamos llenos de cosas que muchas veces ni necesitamos y luego nos vamos sin nada.
Así que no vengas con esas idioteces, nada es tuyo, ningún espacio, ningún objeto, tal vez alguna idea y sólo mientras habitas este despiadado planeta.
El resto es sólo ilusión.

- ¿Y a qué venimos entonces? ¿para qué vivimos? ¿la vida es un sinsentido?

- No lo se, no se a que venimos, tampoco se para que vivimos.
Y mucho menos se si la vida es un sinsentido, si solo morimos y ya, luego de la muerte nada; no se nada de eso.

- Y si no sabes nada ¿para qué dices todo eso?

- Solo digo lo que he aprendido, de lo que me he convencido.

- ¿Y entonces?

- ¿Y entonces qué?

- ¿Para qué todo esto?

- No lo se, tal vez es solo ilusión, hace parte del adorno para la vida, se vive y se muere y ya, eso es todo.
¿Tan difícil es creer que la vida no tiene un objetivo?

- Es difícil aceptarlo, desolador, angustioso.

- Es una situación semejante a la de darle un significado místico y especial, un fin supremo y deseable, al vivir para lograr algo bueno después.

- Pero eso le da sentido a nuestras vidas, a nuestras acciones.

- Es un error.

- ¿Qué?

- Eso, creer que debemos actuar de una u otra forma para lograr algo después de esta vida.

- ¿Y por qué?

- Porque no sabemos que hay después, no podemos saberlo aún, no lo hemos sabido en toda nuestra historia y no se si podremos saberlo algún día.
Es incierto.

- Por eso, tenemos que fijarnos unos objetivos, un fin supremo para después.

- Es un error, que tal si después hay simplemente nada, si todo tiene un fin crudo y sencillo y ya.

- Es difícil de creer, me niego a aceptarlo, la vida no puede ser tan simple, tiene que haber algo más, es angustioso, preocupante, triste.

- Yo creo que no, que es solo esto, que importa lo que hagamos acá, como actuemos, y ya; importa lo que hacemos mientras estamos vivos, después nada, no tenemos ningún otro objetivo más que estar muertos, no vamos para ninguna parte y no necesitamos hacer nada después de morir; sólo quietud, soledad, sin alegría, pero también sin dolor, tranquilidad.

- ¿Y si estás equivocado? ¿si yo tengo razón y existe algo más después? ¿si este espacio si es mio y puedo luchar por el?

- Pues bien, habrás ganado, yo habré perdido porque me equivoque, pero también ganaré algo, un premio o un castigo; depende de como haya actuado, según tu visión.
Y si yo acierto, entonces nada, no habrá nada, pero por lo menos no habré perdido mi tiempo tratando de obtener un premio o evitar un castigo que no existen, al fin y al cabo todos terminamos igual.

- Es angustioso.

- Si, lo se, también a mi me paso.

- ¿Y entonces?

- No se, solo lo acepte y ya, seguí adelante.

- Lo intentaré, es triste, pero lo intentaré.

- Está bien.

- Todo esto es por ella, ¿cierto? estás así por ella, ¿no es verdad?

- Es posible, mejor me voy.

- Pero y ...

- Hasta luego.

...



Sus ojos estaban anegados, había regresado de su ensimismamiento, estaba inquieto, la conversación le había dado nuevas ideas, pero le había destrozado una parte de su alma, lo había dejado desolado.

Como siempre pasaba en esas ocasiones en que le rompían el corazón, el mundo le sabía a mierda y él se sentía vacío, sólo y desarraigado. Pero esta vez sus locas conversaciones le habían dejado muy pensativo, pensativo y asustado.

La manera en que siempre trataba de mantener a flote su alma, su ego, su propia estima, luego de que le pulverizarán su pequeño y extraño mundo: se sumergía, se internaba en si mismo y pensaba, sentía y discutía; por lo general salía lleno de ira, de rabia infantil; llorando, con ganas de comerse el mundo, de crear imperios sólo para mostrarle a ella y al planeta entero que era capaz de hacerlo; como un niño cuando quiere mostrar a sus padres que es capaz de desobedecer, de caerse y levantarse de nuevo.

Esta vez había sido distinto, su periplo le había salido caro, trataba de alimentarse de rabia y salir herido pero sin dejar ver su sangre, herido pero más fuerte; esta vez había sido distinto, había salido confundido, sólo y angustiado, se sentía perdido y extraño, solo atinaba a buscar en sus recuerdos cosas a las que asirse, pero todas le valían nada y le acometían más angustia y más sufrimiento.

Mientras tanto Zoe agotaba las notas de Soñe, llevaba un buen par de horas sonando la misma canción sin parar, tenía incrustado el recuerdo de ella y más presente que nunca y todo era rabia, dolor y amor.






Hasta la próxima.



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