El maldito inclemente
Es
triste como la memoria se anega con lágrimas de recuerdos borrosos,
como el tiempo inclemente va dando martillazos en las cosas, las
personas y los lugares que alguna vez conocí.
Como
las calles se agrietan, las casas se caen, los árboles se secan,
como las personas se van, y los recuerdos de ellas se van
desdibujando.
Como
trato de aferrarme a esos recuerdos, como trato de agarrarlos, pero
las personas de mis recuerdos se deshacen y las agarro, pero no están
y es como agarrar humo. Trato de recorrer los lugares que ellas
recorrieron, pero ya no son aquellos lugares. Trato de respirar el
aire que alguna vez respiraron, pero ya no es ese aire, porque sabe
diferente.
Porque
al ir a esos lugares ahora, ya nada es igual, porque parece que todo
se detuvo y esas personas están allí, pero la vida real no es así,
y mi memoria me sacó de ese lugar y ya no puedo entrar.
Porque
a veces a esas personas las recuerdo, pero su recuerdo se me trata de
borrar y me resisto, porque a veces me hacen tanta falta como la
comida, como el aire, y entonces el vacío se instala adentro del
cuerpo y se siente uno como un cascarón inmenso y frágil y tiene
miedo de romperse, porque parece que dicho vacío está allí desde
hace mucho tiempo y que es inmensamente difícil de llenar.
A
mi abuela, porque la recuerdo a veces y deseo haber tenido más
tiempo, pero el maldito inclemente no perdona.
Hasta
la próxima.
Comentarios
Publicar un comentario