Dos Cosas

1.

A veces se levanta pensando en ella; los ojos le pesan, el sueño le quiere aplastar, los ojos le pesan, las piernas le pesan, los brazos le pesan, hasta la vida le pesa y aún así se levanta. Una maldita idea hace que se mueva.

No sabe nada, entiende pocas cosas y siente menos. Pero las ideas le dominan. También puede ser que él todo lo vuelva ideas; las sensaciones, las emociones y los sentimientos, todo lo equipará a ideas. Es un estúpido para diferenciar entre una cosa y otra, así que a todas estas cosas las cataloga y las trata como a ideas.

A pesar de eso, se levanta, todo el día la cabeza es un madeja mal hecha: solo nudos y pedazos apretados y sin sentido; es el riesgo de las relaciones humanas, a veces te hacen añicos, te van a sujetar y difícilmente te van soltar, pocas veces te libras, siempre vas a sufrir un poco, aunque lo que aprendes es mucho más valioso y mejor que todo el sufrimiento.

Pero también a veces te deleitas, y vives y sientes esa cosa llamada felicidad. La sociedad, permite eso, la tristeza y la felicidad son dos extremos de toda relación, de toda interacción humana. Al fin y al cabo somos seres sociales y estamos sometidos a vivir entre dichos extremos.

Se levanta y se mueve, y hace y piensa con la misma idea metida la mayor parte del tiempo en la cabeza.




2.

Como sus certezas son escasas muy escasas, ningún habitante del planeta tiene un porcentaje considerable de certezas en este viaje llamado vida, entonces vive y transcurre cada instante con la idea de antes metida en la cabeza y haciendo un montón de cálculos, de hipótesis, de sueños, de deseos, de anhelos, de construcciones y demoliciones que sólo ocurren allí: en su cabeza.

La vida se le vuelve una apuesta, lanzar los dados y esperar a ver si gana o pierde: no hay certeza en eso.

Si gana bien, un poco de tranquilidad, por un tiempo; si pierde, pues nada, siga intentando, soporte el fracaso y siga.

No hay certeza, así que la vida se vuelve una apuesta, pero no está dispuesto a perder demasiado, así que trata de acomodar cartas, de anticiparse, de ver una jugada más allá, de estar atento todo momento y procurar tener una mayor probabilidad de ganar. Una apuesta, un juego.

No hay certeza, así que usa algunas armas, las pocas que tiene y que sabe manejar: ser honesto, tratar de pasar limpiamente por el camino llamado vida; vivir aprendiendo, esto lo ha mejorado, mucho; escuchar, escuchar mucho y ayudar más; hablar poco, pero hablar bien con seguridad; reír, la mejor arma contra todo; no dañar a otros, algo muy difícil, sobretodo cuando vivimos en sociedad.

Usa estas armas, a veces con destreza, a veces a trompicones. A veces le ayudan, a veces no sirven de mucho, porque gasta tiempo y pierde ocasiones. Pero no importa, sigue así, la idea le mueve, le motiva y le sostiene.

Y si su idea es falsa y resulta ser pura ilusión. Si su idea falla, o es una vil mentira, o si todo es producto de su bromista imaginación; también lo ha contemplado, y está dispuesto a correr ese riesgo, el golpe no le matará, de eso está seguro. De todas formas su vida no es muy diferente a lo que era antes de surgir dicha idea. Ahora está la idea, antes no estaba, pero sus acciones eran las mismas.

No hay certeza, así que trata de ser totalmente consciente de cada segundo de este viaje.





Hasta la próxima.

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