Tomate
Escudriño rostros, comportamientos, personas, y voy enumerando características a favor para cada una de ellas.
La gran mayoría de la gente, de las personas, tiene cualidades, tiene cosas que los vuelven interesantes o importantes.
Cada quien puede hacer alarde de lo que ha hecho, de lo que ha conseguido, de lo que quiere; hinchar el pecho y decir con palabras ampulosas lo bueno que es él, lo mejor que es el planeta con él y lo malo que sería si no es como es y si no hace lo que hace.
Cada quien va mirando y va sintiéndose importante, especial, indispensable, se va sintiendo el ombligo del planeta y eso es decir poco, se siente el ombligo de sistema solar.
Y así, todo van enumerando, se clasifican, se arrellanan en sus logros y empiezan discursos maravillosos donde se alaban, donde se enaltecen, donde se definen y se clasifican y se muestran como semigenios en este mundo pequeño para ellos.
Y así con todos.
Y luego, después de un tiempo, me miro, trato de clasificarme, de encasillarme y entonces: ¡PAF!, es muy simple: uno es un tomate.
Fin.
Hasta la próxima.
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