Personas (I)

Caminaba, el ceño fruncido, hacía varios días pensaba en las mismas cosas, en otras personas y en él mismo; el día caluroso y hasta insoportable no ayudaba a calmar el desespero de su cabeza y su alma atribulada.

No sabía que creer, ¿será que todas las personas tienen sueños, metas, desean cosas tan profundamente como él? ¿será que todas lo logran? ¿el desespero por cumplir esos sueños lo tienen todos? en fin, muchas preguntas y pocas respuestas, como sucedía con casi todo en la vida.

Tenía la certeza de que tenía muchos sueños, estaba seguro de querer cumplirlos, aunque a veces todo parecía lejano y confuso, aunque a veces el camino es difícil y largo, aunque a veces se siente cansado y sin ánimo; tiene sueños.

Sin embargo también era débil, se cansaba, sufría y lloraba, aunque no siempre físicamente, lloraba por dentro, a veces su sufrimiento sólo lo conocía él, se tragaba todo eso y seguía como si nada, era orgulloso y estúpido; seguía soñando.

A veces no quería seguir, se preguntaba si todo esto tenía un final feliz, es más se preguntaba si tenía un final, porque todo parece seguir siempre, parece nunca acabar, parece circular, parece repetitivo y agotador.

A veces quería largarse al carajo, dejar todo atrás, vivir por el simple placer de vivir, como viven los arboles o los animales: comer, vivir, comer dormir; vivir, sólo vivir; sin deseos, sin sueños, sin preocupaciones, más que por aquello que realmente es necesario: comida y techo, lo demás irá llegando o se fabrica.

A veces quería dejar todo atrás, sólo desaparecer, como un pensamiento fugaz, como un suspiro de alivio, como una bonita noche, como un caluroso día, vivir y ser feliz, para terminar algún día.

A veces quería, pero nunca podía, algo le retenía, le hacía pensar, le detenía, lo atormentaba, eran sus deseos, era su alma, quería algo, no sabía exactamente que, cariño, fama, dinero, amor, no sabía que, pero siempre seguía insistiendo, a pesar de que muchas cosas le parecían falsas, tontas o inutiles, a pesar del mundo que se desmoronaba siempre seguía.

Era esa contradicción constante entre lo que se piensa, lo que se desea, lo que se necesita, lo que se hace, lo que se obtiene y lo que se tiene; rara vez coincidían todas y eso le desesperaba.

Pero aún así, a pesar de todo eso, a pesar de sufrir, de que su mente fuera tormentosa, de que la paz y la tranquilidad fueran esquivas, aún así, él seguía, no sabía porque, pero seguía.


...

- ¿Será que todos tenemos las mismas necesidades, los mismos deseos y sueños?
Sería bueno poder mandar todo a la mierda e irme al carajo, al Sahara, a China, a vivir como los Tuareg o como un monje budista, donde nadie espera nada mio y yo no espere nada de nadie, a comer, vivir y dormir.

....

- No, pero no. Yo soy mucho más que todo esto, soy más que los problemas, más que la vida, más que otras personas, más que otra gente, soy mucho más que el mundo entero; voy a cumplir cada meta que tengo y luego si desaparece como una pompa de jabón, rápido y sin dolor, jaja.
Voy a hacerlo, tengo que hacerlo, quiero hacerlo.

...



Seguía caminando, faltaba poco para llegar a su destino, la rabia y la energía producían una extraña mezcla en él, había algo claro, a pesar de todo, no se rendiría, insistía e insistía.

Lo había aprendido en una de las pocas cosas que le gustaban y que amaba con el alma: el fútbol, para él en el fútbol no había fracasos o éxitos, sólo el juego y listo, nunca se rendía, prefería morir jugando a rendirse. Luego terminaba el juego y lo olvidaba.

Al parecer la rabia, el orgullo y un poco de indiferencia eran el impulso que lo hacían continuar, eran las motivaciones que le movían, que le alimentaban, no eran las mejores, pero lo mantenían a flote.



El calor implacable no cedía y aún así muchas personas seguían caminando, muchas tenían sus rostros cansados y  sudorosos, pero se seguían moviendo, miles de personas con infinitos deseos, llenas de dudas, de rabia, de pasión, de sufrimiento y amor, todas seguían a su manera, todas seguían pensando, peleando en su interior y sudando al exterior.






Hasta la próxima.









Comentarios

  1. Las personas siento que somos la más extraña combinación y conjugación de defectos, virtudes, sueños , anhelos y delirios. Somos una constante caja de pandora.

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    1. Tienes razón, somos una caja de pandora que siempre sorprende al ser abierta.

      Gracias por todo :)

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